Vivimos en una época donde las relaciones se han vuelto cada vez más superficiales y líquidas inspiradas en los procesos de industrialización.
Creando vínculos a menudo de forma utilitaria, perdiendo profundidad y autenticidad y evocando ciertos aromas al consumo de cuerpos y relaciones.
La Terapia Vincular en Casa Faro surge como una respuesta a esta realidad, devolviendo la importancia al cuidado y fortalecimiento de esas relaciones que son pilares fundamentales en nuestras vidas.
A la mayoría no nos enseñaron cómo cuidar y cuidarnos en nuestros vínculos, por eso la propuesta de hacerlo en relación nos parece cuanto menos necesaria para quienes necesitan ayuda para ello.
Para conocerme a través de conocerte. Para conocerte a través de conocerme.
Para indentificar las zonas de dolor de nuestra relación
Para aceptar nuestras diferencias como forma de Amar.
Aceptar la interdepencia sin perder el deseo de ti.
Para negociar nuevos acuerdos y formas de vivir nuestro vínculo.
Para despedirnos si es necesario, con el mismo respeto con el que nos hicimos amigas.
En general, hemos aprendido a temer la soledad y a buscar constantemente la pertenencia al grupo, a veces a expensas de nuestra autenticidad.
Nos encontramos en situaciones donde, por miedo a estar solxs o a no encajar, sacrificamos la honestidad y la intimidad en nuestras relaciones y sobretodo con nosotras mismas. Es común sentirnos rodeadxs de gente, pero paradójicamente, más solos que nunca.
A menudo, preferimos ignorar las pequeñas molestias, los agravios no expresados, por temor a generar un conflicto irreparable. Nos acostumbramos a juzgar en silencio, acumulando tensiones que poco a poco erosionan la confianza y el cariño.
En muchos casos, optamos por cambiar de amistades, como quien desecha un objeto que ya no le sirve, olvidando la importancia del ser humano que tenemos enfrente.
Olvidando la importancia del tiempo compartido.
La amistad no se trata de que todo sea estupendo y maravilloso todo el tiempo. En Casa Faro, no somos una fábrica de "buenas amigas". Confiamos en el poder del encuentro que surge del desencuentro.
Creemos firmemente que el conflicto no es un signo de fracaso, sino un espacio de apertura y relación con el otro. En nuestras sesiones, abordamos el dolor, los conflictos, la envidia y el resentimiento de manera segura, con el objetivo de transformar lo que parecía irreconciliable en un acercamiento para reparar heridas o para despedirnos de forma cuidadosa.
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